El 19 de agosto de 2018 supimos que el amor no era sólo cosa de dos, que puede ser, hasta de cuatro. Ya en la preboda que les hicimos en Segovia, lo intuimos pero, el día de la boda de Laura y Rodrigo, nos quedó clarísimo. Zoe y Hugo, junto con sus papás, nos brindaron momentos maravillosos en la finca San Antonio, en Hoyo de Manzanares, Madrid.
El novio, como buen músico, sorprendió a la novia tocando el piano al llegar. Amenazaba lluvia y, en mitad de la ceremonia, se cumplieron los pronósticos. Ayudamos en todo lo que pudimos, desde taparles con un paraguas al caer las primeras gotas, hasta meter los centros de flores para continuar dentro con una sonrisa como si no hubiese pasado nada.
Y todo fluyó, hubo abrazos, risas, tirantes y baile al son de Celia Cruz y, ¿cómo no? papá no pudo evitar darle a la guitarra. La posboda la hicimos en La Pedriza, donde corroboramos el título de esta entrada.
Un encanto de cuarteto...