Un trash de dress que terminó en el cuartel de la ertzaina
Nuestra tercera boda en tierras vascas no podía terminar de manera más rocambolesca. A Natalia y Javi les conocimos hace años en la boda de una prima, pero nos eligieron como fotógrafos para la suya en la de otra prima de ella. Por eso nos hicimos una foto con tres parejas maravillosas a las que "habiamos casado".
El previo lo realizamos en Navacerrada, unos meses antes, con nieve. La boda se celebró el 7 de julio en un restaurante de Jatetxea. Como Natalia vive en Madrid, ella y todos sus invitados se cambiaron en un caserio rural situado cerca del restaurante. En la boda no faltó de nada: regalos para las embarazadas, para los padres, las abuelas, el mapa de las mesas llevaba una foto de boda de cada uno de los comensales (con el curro que supone buscar todo eso), photocall con Hemingway.... Y como detalle regalaron a los invitados las fotos que habiamos realizado con los novios a la hora del cóctel. Llevamos el laboratorio para allá y mientras ellos comian, nosotros revelamos y encarpetamos. Eso sí, la gente cuando se las entregaron alucinaban porque no se lo esperaban.
Al día siguiente y con todo el resacón nos fuimos a San Juan de Gaztelugatxe a hacer la posboda (ahora los modernos lo llaman trash de dress). Caminata de órdago hasta llegar a la hermita. Natalia quería meterse en el agua con el vestido, pero como tenian que volver a Madrid esa misma noche porque salian para Nueva York, Javi no quería perder más tiempo. Pues bien, al final salimos del Pais Vasco a eso de la una de la mañana. No quieres taza...
Resulta que al terminar la sesión y volver a por el coche nos estaba esperando la Ertzaina. Habian roto el cristal de la ventanilla de atrás y le habían robado a Natalia el bolso. Nos dijeron que habia pasado lo mismo al menos en otros 5 coches que estaban alli aparcados y que había aparecido la cartera de una turista argentina en un contenedor del pueblo. Así que los cuatro a rebuscar por los contenedores. Sólo encontramos un sobre de color rosa donde Natalia llevaba algo de dinero, menos mal que los pasaportes los dejaron en Madrid.
Después de darnos por vencidos nos fuimos al cuartel a poner la denuncia. Ellos nos decian que nos fuesemos, que aún nos quedaba mucho viaje hasta Segovia, pero estabamos juntos en esto. Y cuando terminamos nos volvimos, ellos en su coche a Madrid y nosotros en el nuestro mandándoles wasap cada poco para que no se durmieran mientras conducian. Toda una odisea para contar a los nietos.
Nos llevamos eso y, sobre todo, la amistad de una pareja maravillosa. La sonrisa de Natalia que siempre está en su cara aún en los momentos menos alegres; las conversaciones de marketing con Javi y poder querer a la pequeña Uxue como ya la queremos. El hecho de que hayan venido cada mes de su embarazo desde Madrid a hacerse las fotos del seguimiento nos hacen pensar que, además, profesionalmente vamos por el buen camino.
Un encanto de pareja...